2 Así que fue corriendo a ver a Simón Pedro y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:—¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!
3 Pedro y el otro discípulo se dirigieron entonces al sepulcro.
4 Ambos fueron corriendo, pero como el otro discípulo corría más aprisa que Pedro, llegó primero al sepulcro.
5 Inclinándose, se asomó y vio allí las vendas, pero no entró.
6 Tras él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Vio allí las vendas
7 y el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús, aunque el sudario no estaba con las vendas sino enrollado en un lugar aparte.
8 En ese momento entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó.