3 En esos pórticos se hallaban tendidos muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos.
5 Entre ellos se encontraba un hombre inválido que llevaba enfermo treinta y ocho años.
6 Cuando Jesús lo vio allí, tirado en el suelo, y se enteró de que ya tenía mucho tiempo de estar así, le preguntó:—¿Quieres quedar sano?
7 —Señor —respondió—, no tengo a nadie que me meta en el estanque mientras se agita el agua, y cuando trato de hacerlo, otro se mete antes.
8 —Levántate, recoge tu camilla y anda —le contestó Jesús.
9 Al instante aquel hombre quedó sano, así que tomó su camilla y echó a andar. Pero ese día era sábado.
10 Por eso los judíos le dijeron al que había sido sanado:—Hoy es sábado; no te está permitido cargar tu camilla.