25 —¿Quién eres tú? —le preguntaron.—En primer lugar, ¿qué tengo que explicarles? —contestó Jesús—.
26 Son muchas las cosas que tengo que decir y juzgar de ustedes. Pero el que me envió es veraz, y lo que le he oído decir es lo mismo que le repito al mundo.
27 Ellos no entendieron que les hablaba de su Padre.
28 Por eso Jesús añadió:—Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, sabrán ustedes que yo soy, y que no hago nada por mi propia cuenta, sino que hablo conforme a lo que el Padre me ha enseñado.
29 El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que le agrada.
30 Mientras aún hablaba, muchos creyeron en él.
31 Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo:—Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos;