1 Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, o sea, de la hipocresía.
2 No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse.
3 Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas.
4 »A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más.