18 —¿A qué se parece el reino de Dios? —continuó Jesús—. ¿Con qué voy a compararlo?
19 Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerto. Creció hasta convertirse en un árbol, y las aves anidaron en sus ramas.
20 Volvió a decir:—¿Con qué voy a comparar el reino de Dios?
21 Es como la levadura que una mujer tomó y mezcló con una gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa.
22 Continuando su viaje a Jerusalén, Jesús enseñaba en los pueblos y aldeas por donde pasaba.
23 —Señor, ¿son pocos los que van a salvarse? —le preguntó uno.
24 —Esfuércense por entrar por la puerta estrecha —contestó—, porque les digo que muchos tratarán de entrar y no podrán.