18 Pero todos gritaron a una voz:—¡Llévate a ése! ¡Suéltanos a Barrabás!
19 A Barrabás lo habían metido en la cárcel por una insurrección en la ciudad, y por homicidio.
20 Pilato, como quería soltar a Jesús, apeló al pueblo otra vez,
21 pero ellos se pusieron a gritar:—¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
22 Por tercera vez les habló:—Pero, ¿qué crimen ha cometido este hombre? No encuentro que él sea culpable de nada que merezca la pena de muerte, así que le daré una paliza y después lo soltaré.
23 Pero a voz en cuello ellos siguieron insistiendo en que lo crucificara, y con sus gritos se impusieron.
24 Por fin Pilato decidió concederles su demanda: