26 Todos quedaron asombrados y ellos también alababan a Dios. Estaban llenos de temor y decían: «Hoy hemos visto maravillas.»
27 Después de esto salió Jesús y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado a la mesa donde cobraba.—Sígueme —le dijo Jesús.
28 Y Leví se levantó, lo dejó todo y lo siguió.
29 Luego Leví le ofreció a Jesús un gran banquete en su casa, y había allí un grupo numeroso de recaudadores de impuestos y otras personas que estaban comiendo con ellos.
30 Pero los fariseos y los maestros de la ley que eran de la misma secta les reclamaban a los discípulos de Jesús:—¿Por qué comen y beben ustedes con recaudadores de impuestos y pecadores?
31 —No son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos —les contestó Jesús—.
32 No he venido a llamar a justos sino a pecadores para que se arrepientan.