18 «Éste es mi siervo, a quien he escogido,mi amado, en quien estoy muy complacido;sobre él pondré mi Espíritu,y proclamará justicia a las naciones.
19 No disputará ni gritará;nadie oirá su voz en las calles.
20 No acabará de romper la caña quebradani apagará la mecha que apenas arde,hasta que haga triunfar la justicia.
21 Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza.»
22 Un día le llevaron un endemoniado que estaba ciego y mudo, y Jesús lo sanó, de modo que pudo ver y hablar.
23 Toda la gente se quedó asombrada y decía: «¿No será éste el Hijo de David?»
24 Pero al oírlo los fariseos, dijeron: «Éste no expulsa a los demonios sino por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.»