42 Los arrojarán al horno encendido, donde habrá llanto y rechinar de dientes.
43 Entonces los justos brillarán en el reino de su Padre como el sol. El que tenga oídos, que oiga.
44 »El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo.
45 »También se parece el reino de los cielos a un comerciante que andaba buscando perlas finas.
46 Cuando encontró una de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.
47 »También se parece el reino de los cielos a una red echada al lago, que recoge peces de toda clase.
48 Cuando se llena, los pescadores la sacan a la orilla, se sientan y recogen en canastas los peces buenos, y desechan los malos.