52 —Todo maestro de la ley que ha sido instruido acerca del reino de los cielos es como el dueño de una casa, que de lo que tiene guardado saca tesoros nuevos y viejos.
53 Cuando Jesús terminó de contar estas parábolas, se fue de allí.
54 Al llegar a su tierra, comenzó a enseñar a la gente en la sinagoga.—¿De dónde sacó éste tal sabiduría y tales poderes milagrosos? —decían maravillados—.
55 ¿No es acaso el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María; y no son sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas?
56 ¿No están con nosotros todas sus hermanas? ¿Así que de dónde sacó todas estas cosas?
57 Y se escandalizaban a causa de él. Pero Jesús les dijo:—En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra y en su propia casa.
58 Y por la incredulidad de ellos, no hizo allí muchos milagros.