16 Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y con una sola palabra expulsó a los espíritus, y sanó a todos los enfermos.
17 Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías:«Él cargó con nuestras enfermedadesy soportó nuestros dolores.»
18 Cuando Jesús vio a la multitud que lo rodeaba, dio orden de pasar al otro lado del lago.
19 Se le acercó un maestro de la ley y le dijo:—Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas.
20 —Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
21 Otro discípulo le pidió:—Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre.
22 —Sígueme —le replicó Jesús—, y deja que los muertos entierren a sus muertos.