21 Pensaba: «Si al menos logro tocar su manto, quedaré sana.»
22 Jesús se dio vuelta, la vio y le dijo:—¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado.Y la mujer quedó sana en aquel momento.
23 Cuando Jesús entró en la casa del dirigente y vio a los flautistas y el alboroto de la gente,
24 les dijo:—Váyanse. La niña no está muerta sino dormida.Entonces empezaron a burlarse de él.
25 Pero cuando se les hizo salir, entró él, tomó de la mano a la niña, y ésta se levantó.
26 La noticia se divulgó por toda aquella región.
27 Al irse Jesús de allí, dos ciegos lo siguieron, gritándole:—¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!