23 Así salvó Jehová a Israel aquel día. Y la batalla llegó hasta Bet-avén.
24 Pero los hombres de Israel fueron puestos en apuro aquel día, porque Saúl había hecho jurar al pueblo, diciendo: Cualquiera que coma algo antes del atardecer, antes de que yo haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y nadie del pueblo había probado bocado.
25 Y todo el pueblo del país llegó a un bosque donde había miel en la superficie del campo.
26 Entró, pues, el pueblo en el bosque, y he aquí que la miel corría; mas no hubo quien se llevase la mano a la boca, porque el pueblo temía el juramento.
27 Pero Jonatán no había oído cuando su padre había hecho jurar al pueblo, y alargó la punta de una vara que traía en la mano, y la mojó en un panal de miel y se llevó la mano a la boca; y sus ojos recobraron su brillo.
28 Entonces habló uno del pueblo, diciendo: Tu padre ha hecho jurar expresamente al pueblo, diciendo: Maldito sea el hombre que coma hoy alimento. Y el pueblo desfallecía.
29 Y respondió Jonatán: Mi padre ha turbado al país. Ved ahora cómo mis ojos han recobrado su brillo por haber probado un poco de esta miel.