20 Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga, como Isaí le había mandado; y llegó al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla y daba el grito de combate.
21 Y se pusieron en orden de batalla, Israel y los filisteos, escuadrón contra escuadrón.
22 Y David dejó su carga en manos del que guardaba el bagaje y corrió al escuadrón; y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, si estaban bien.
23 Y mientras él hablaba con ellos, he aquí que el paladín, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de los escuadrones de los filisteos y habló las mismas palabras, las cuales oyó David.
24 Y todos los hombres de Israel que veían a aquel hombre huían de su presencia y tenían gran temor.
25 Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto a aquel hombre que ha salido? Él se adelanta para provocar a Israel. Al que le mate, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará a su hija y hará libre la casa de su padre en Israel.
26 Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que mate a este filisteo y quite el oprobio de Israel? Porque, ¿quién es este filisteo incircunciso para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?