8 Y se engrandeció en gran manera el macho cabrío; y estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo.
9 Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño que creció mucho hacia el sur, y hacia el oriente y hacia la tierra deseable.
10 Y se engrandeció hasta llegar al ejército del cielo; y echó por tierra parte del ejército y de las estrellas, y las pisoteó.
11 Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra.
12 Y el ejército le fue entregado a causa de la transgresión contra el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso y prosperó.
13 Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos dijo a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la transgresión asoladora que pone al santuario y al ejército para ser pisoteados?
14 Y él me dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado.