10 Ester no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, porque Mardoqueo le había mandado que no lo declarase.
11 Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de la casa de las mujeres, para saber cómo le iba a Ester y qué le sucedía a ella.
12 Y cuando llegaba el turno a cada una de las jóvenes para presentarse ante el rey Asuero, después de haber estado ya doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres (porque así se cumplía el tiempo de su embellecimiento, esto es, seis meses con óleo de mirra, y seis meses con bálsamos aromáticos y embellecedores para las mujeres),
13 entonces cada joven se presentaba así ante el rey; todo lo que ella pedía se le daba, para llevarlo consigo desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey.
14 Ella iba al anochecer, y a la mañana siguiente volvía a la segunda casa de las mujeres, a cargo de Saasgaz, eunuco del rey, encargado de las concubinas; no volvía más ante el rey, salvo que el rey lo quisiera y fuera llamada por su nombre.
15 Y cuando llegó el turno de Ester, hija de Abihail, tío de Mardoqueo, a la que éste había tomado como hija, para presentarse ante el rey, ninguna cosa pidió sino lo que le dijo Hegai, eunuco del rey, encargado de las mujeres; y Ester hallaba gracia ante los ojos de todos los que la veían.
16 Fue, pues, Ester llevada ante el rey Asuero a la casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado.