2 Oíd esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido algo semejante en vuestros días o en los días de vuestros padres?
3 De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la siguiente generación.
4 Lo que dejó la oruga lo comió la langosta, y lo que dejó la langosta lo comió el pulgón; y el saltón comió lo que el pulgón había dejado.
5 ¡Despertad, borrachos, y llorad! Aullad todos los que bebéis vino, a causa del mosto, porque os es quitado de vuestra boca.
6 Porque una nación subió a mi tierra, fuerte y sin número; sus dientes, dientes de león, y sus muelas, muelas de león.
7 Asoló mi vid y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y la derribó; sus ramas quedaron blancas.
8 Llora tú, como una joven vestida de cilicio por el marido de su juventud.