25 Mas aquellos hombres no le quisieron oír; por lo que, tomando aquel hombre a su concubina, la sacó fuera de la casa. Y ellos la conocieron y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y la dejaron cuando apuntaba el alba.
26 Y cuando ya amanecía, la mujer vino y cayó delante de la puerta de la casa de aquel hombre donde su señor estaba, hasta que fue de día.
27 Y levantándose de mañana su señor, abrió las puertas de la casa y salió para seguir su camino, y he aquí que su concubina estaba tendida delante de la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral.
28 Y él le dijo: Levántate, y vámonos. Mas ella no respondió. Entonces la levantó aquel hombre y, echándola sobre su asno, se levantó y se fue a su lugar.
29 Y al llegar a su casa, tomó un cuchillo, y echó mano de su concubina, y la despedazó por sus huesos en doce partes y las envió por todo el territorio de Israel.
30 Y todo el que veía aquello, decía: Jamás se ha hecho ni visto tal cosa, desde el tiempo en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto, tomad consejo y hablad.