7 En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo, y decís: ¿En qué te hemos profanado? En que decís: La mesa de Jehová es despreciable.
8 Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo, cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu gobernante. ¿Acaso se agradará de ti, o le serás acepto?, dice Jehová de los ejércitos.
9 Ahora, os ruego, pues, implorad el favor de Dios para que tenga piedad de nosotros; con esto que de vuestra mano ha venido, ¿le seréis aceptos?, dice Jehová de los ejércitos.
10 También, ¿quién hay entre vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no me complazco en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda.
11 Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.
12 Y vosotros lo profanáis cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová y su fruto, su alimento es despreciable.
13 Además, habéis dicho: He aquí, ¡qué fastidio es esto!, y lo olisteis con desprecio, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Me será acepto eso de vuestra mano?, dice Jehová.