8 Acuérdate ahora de la palabra que mandaste a Moisés, tu siervo, diciendo: Si vosotros pecáis, yo os dispersaré entre los pueblos;
9 pero si os volvéis a mí y guardáis mis mandamientos y los ponéis por obra, aunque vuestros desterrados estén en el extremo de los cielos, de allí los recogeré y los traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.
10 Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder y con tu mano poderosa.
11 Te ruego, oh Señor, que esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo y a la oración de tus siervos que se deleitan en reverenciar tu nombre; y haz prosperar a tu siervo y dale gracia delante de aquel hombre. Porque yo era copero del rey.