6 Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras.
7 Entonces lo medité en mi corazón, y reprendí a los nobles y a los oficiales y les dije: ¿Estáis cobrando, cada uno, usura a su hermano? Y convoqué contra ellos una gran asamblea.
8 Y les dije: Nosotros, según nuestras posibilidades, rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las naciones; y vosotros hasta vendéis a vuestros hermanos para que sean de nuevo vendidos a nosotros. Y callaron, pues no tuvieron qué responder.
9 Y añadí: No es bueno lo que hacéis. ¿No debéis andar en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las naciones enemigas nuestras?
10 También yo, mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y grano; os ruego, pues, que abandonemos esta usura.
11 Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares, y sus casas, y la centésima parte del dinero, y del grano, del vino y del aceite que les exigís.
12 Y dijeron: Lo devolveremos y no les exigiremos nada; haremos así como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes y les hice jurar que harían conforme a esto.