1 ¡Mirad cuán gran amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios! Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
2 Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él aparezca, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él se purifica, así como él es puro.
4 Todo aquel que comete pecado traspasa también la ley, pues el pecado es transgresión de la ley.