14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano permanece en la muerte.
15 Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene permanentemente vida eterna en él.
16 En esto hemos conocido el amor de Dios, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
17 Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano teniendo necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo ha de morar el amor de Dios en él?
18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
19 Y en esto sabremos que somos de la verdad, y tendremos nuestros corazones confiados delante de él.
20 Porque si nuestro corazón nos condena, mayor es Dios que nuestro corazón, y él conoce todas las cosas.