7 queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman.
8 Pero sabemos que la ley es buena, si se usa legítimamente,
9 conociendo esto: que la ley no es puesta para el justo, sino para los transgresores y los desobedientes, para los impíos y los pecadores, para los irreverentes y los profanos, para los parricidas y los matricidas, para los homicidas,
10 para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y los perjuros, y para cualquier otra cosa contraria a la sana doctrina;
11 según el evangelio de gloria del Dios bendito, el cual a mí me ha sido encargado.
12 Y doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús, nuestro Señor, porque me tuvo por fiel y me puso en el ministerio,
13 aun habiendo sido yo antes blasfemo, y perseguidor e injuriador; pero recibí misericordia, porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.