1 Amados, yo os escribo ahora esta segunda carta, y en las dos despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento,
2 para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por nosotros, los apóstoles;
3 sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias,
4 y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.
5 Ellos desconocen voluntariamente que los cielos existieron desde tiempo antiguo, y que la tierra surgió del agua y mediante el agua y que fue establecida por la palabra de Dios,
6 por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua.
7 Pero los cielos y la tierra que existen ahora están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.