10 Y el quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y su reino se volvió tenebroso, y la gente se mordía la lengua de dolor;
11 y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.
12 Y el sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de éste se secó, a fin de que fuese preparado el camino para los reyes del Oriente.
13 Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos semejantes a ranas;
14 porque son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra y de todo el mundo, para congregarlos para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.
15 He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y cuida sus vestiduras, para que no ande desnudo y vean su vergüenza.
16 Y los congregó en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.