4 Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de ser.
5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.
6 Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
7 El que venciere heredará todas las cosas; y yo seré su Dios, y él será mi hijo.
8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, y los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte.
9 Entonces vino a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la novia, la esposa del Cordero.
10 Y me llevó en el Espíritu a un grande y alto monte, y me mostró la gran ciudad, la santa Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,