2 Vuestras riquezas están podridas y vuestras ropas están comidas de polilla.
3 Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestros cuerpos como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días finales.
4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han segado en vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos.
5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y habéis sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.
6 Habéis condenado y dado muerte al justo, sin que él os opusiese resistencia.
7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia, hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.
8 Tened también vosotros paciencia; fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor se acerca.