23 Los siervos del rey de Siria le dijeron:—Sus dioses son dioses de los montes, por eso nos han vencido, pero si peleamos con ellos en la llanura, de seguro los venceremos.
24 Haz, pues, así: Saca a cada uno de los reyes de su puesto, y pon capitanes en su lugar.
25 Forma otro ejército como el ejército que perdiste, caballo por caballo y carro por carro; luego pelearemos con ellos en campo raso; ya veremos si no los vencemos.Les prestó oído el rey y así lo hizo.
26 Un año más tarde, Ben-adad pasó revista al ejército de los sirios y marchó a Afec para pelear contra Israel.
27 También pasaron revista a los hijos de Israel, y tomaron provisiones y le salieron al encuentro. Acamparon los hijos de Israel frente a ellos como dos rebañuelos de cabras, mientras los sirios llenaban la tierra.
28 Se presentó entonces el varón de Dios ante el rey de Israel, y le dijo: «Así ha hablado Jehová: “Por cuanto los sirios han dicho: ‘Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles’, yo entregaré toda esta gran multitud en tus manos, para que sepáis que yo soy Jehová.”»
29 Siete días estuvieron acampados los unos frente a los otros, y al séptimo día se dio la batalla. Los hijos de Israel mataron de los sirios en un solo día a cien mil hombres de a pie.