37 Jehová —añadió David—, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de manos de este filisteo.Dijo Saúl a David:—Ve, y que Jehová sea contigo.
38 Saúl vistió a David con sus ropas, puso sobre su cabeza un casco de bronce y lo cubrió con una coraza.
39 Ciñó David la espada sobre sus vestidos y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl:—No puedo andar con esto, pues nunca lo practiqué.Entonces David se quitó aquellas cosas.
40 Luego tomó en la mano su cayado y escogió cinco piedras lisas del arroyo, las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y con su honda en la mano se acercó al filisteo.
41 El filisteo fue avanzando y acercándose a David, precedido de su escudero.
42 Cuando el filisteo miró y vio a David, no lo tomó en serio, porque era apenas un muchacho, rubio y de hermoso parecer.
43 El filisteo dijo a David:—¿Soy yo un perro, para que vengas contra mí con palos?Y maldijo a David invocando a sus dioses.