15 ¿Acaso he comenzado hoy a consultar a Dios por él? ¡No, lejos de mí! Que el rey no culpe de cosa alguna a su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa, grande ni pequeña, sabe de este asunto.
16 Pero el rey respondió:—Sin duda morirás, Ahimelec, tú y toda la casa de tu padre.
17 Luego dijo el rey a la gente de su guardia que estaba a su lado:—Volveos y matad a los sacerdotes de Jehová; porque también la mano de ellos está con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo hicieron saber.Pero los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar a los sacerdotes de Jehová.
18 Entonces dijo el rey a Doeg:—Vuélvete y arremete contra los sacerdotes.Y se volvió Doeg, el edomita, atacó a los sacerdotes y mató en aquel día a ochenta y cinco hombres que vestían efod de lino.
19 Y a Nob, ciudad de los sacerdotes, la pasó Saúl a filo de espada: a hombres, mujeres y niños, hasta los de pecho, y bueyes, asnos y ovejas, todo lo hirió a filo de espada.
20 Pero uno de los hijos de Ahimelec hijo de Ahitob, que se llamaba Abiatar, pudo escapar, y huyó tras David.
21 Abiatar dio aviso a David de cómo Saúl había dado muerte a los sacerdotes de Jehová.