4 por lo que envió unos espías, y supo con certeza que Saúl había llegado.
5 Se levantó luego David y fue al sitio donde Saúl había acampado. Observó el lugar donde dormían Saúl y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Estaba Saúl durmiendo en el campamento, y el pueblo acampaba en derredor suyo.
6 Entonces David dijo a Ahimelec, el heteo, y a Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab:—¿Quién descenderá conmigo al campamento donde está Saúl?Abisai dijo:—Yo descenderé contigo.
7 David y Abisai fueron, pues, de noche adonde estaba el ejército. Saúl se hallaba tendido durmiendo en el campamento, con su lanza clavada en tierra a su cabecera; Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él.
8 Entonces dijo Abisai a David:—Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tus manos; ahora, pues, déjame que lo hiera con la lanza: lo clavaré en tierra de un golpe, y no le hará falta un segundo golpe.
9 David respondió a Abisai:—No lo mates; porque ¿quién extenderá impunemente su mano contra el ungido de Jehová?
10 Dijo además David:—¡Vive Jehová!, que si Jehová no lo hiriera (sea que le llegue su día y muera, o descienda a la batalla y perezca),