7 Haced, pues, ahora un carro nuevo y tomad luego dos vacas que críen, a las cuales no haya sido puesto yugo, uncid las vacas al carro, pero no dejéis que sus becerros vayan tras ellas, sino hacedlos volver al establo.
8 Tomaréis luego el Arca de Jehová y la pondréis sobre el carro, y las joyas de oro que le habéis de pagar como ofrenda por la culpa las pondréis en una caja al lado de ella; y dejaréis que se vaya.
9 Y observaréis; si sube por el camino de su tierra a Bet-semes, él nos ha hecho este mal tan grande; y si no, sabremos que no es su mano la que nos ha herido, sino que esto ocurrió por accidente.
10 Aquellos hombres lo hicieron así. Tomaron dos vacas que criaban, las uncieron al carro y encerraron en el establo sus becerros.
11 Luego pusieron el Arca de Jehová, la caja con los ratones de oro y las figuras de sus tumores sobre el carro.
12 Las vacas se encaminaron por el camino de Bet-semes, y seguían recto, andando y bramando, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda del camino. Los príncipes de los filisteos fueron tras ellas hasta el límite de Bet-semes.
13 Los de Bet-semes estaban segando el trigo en el valle. Al levantar los ojos, divisaron el Arca y se regocijaron de verla.