5 que lo reciban los sacerdotes, cada uno de manos de sus familiares, y con él reparen los portillos del Templo dondequiera que se hallen grietas.»
6 Pero en el año veintitrés del rey Joás aún no habían reparado los sacerdotes las grietas del Templo.
7 Llamó entonces el rey Joás al sumo sacerdote Joiada y a los demás sacerdotes y les dijo: «¿Por qué no reparáis las grietas del Templo? De ahora en adelante, pues, no toméis más el dinero de vuestros familiares, sino dadlo para reparar las grietas del Templo.»
8 Los sacerdotes consintieron en no tomar más dinero del pueblo, ni tener a su cargo reparar las grietas del Templo.
9 Pero el sumo sacerdote Joiada tomó un cofre e hizo en la tapa un agujero, lo puso junto al altar, a la mano derecha conforme se entra en el templo de Jehová, y los sacerdotes que guardaban la puerta ponían allí todo el dinero que se traía a la casa de Jehová.
10 Cuando veían que había mucho dinero en el cofre, venía el secretario del rey y el Sumo sacerdote, contaban el dinero que hallaban en el templo de Jehová y lo guardaban.
11 Entregaban el dinero suficiente a los que hacían la obra y a los que tenían a su cargo la casa de Jehová. Ellos lo gastaban en pagar a los carpinteros y maestros que reparaban la casa de Jehová,