6 Además, hizo pasar a su hijo por el fuego y se dio a observar los tiempos, fue agorero e instituyó encantadores y adivinos, multiplicando así la maldad de sus hechos ante los ojos de Jehová para provocarlo a ira.
7 También puso una imagen de Asera hecha por él en la casa de la cual Jehová había dicho a David y a Salomón, su hijo: «Pondré mi nombre para siempre en esta casa y en Jerusalén, a la cual escogí entre todas las tribus de Israel.
8 No volveré a hacer que Israel ande errante lejos de la tierra que di a sus padres, con tal que cumplan todas las cosas que yo les he mandado y las guarden, conforme a toda la ley que mi siervo Moisés les mandó.»
9 Pero ellos no escucharon, y Manasés los indujo a que obraran peor que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel.
10 Habló, pues, Jehová por medio de sus siervos, los profetas, diciendo:
11 «Por cuanto Manasés, rey de Judá, ha cometido estas abominaciones, y ha obrado peor que todo lo que hicieron los amorreos que le precedieron, y también ha hecho pecar a Judá con sus ídolos;
12 por tanto, así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: “Yo traigo un mal tan grande sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oiga le zumbarán ambos oídos.