3 Toma luego la redoma de aceite, derrámala sobre su cabeza y di: “Así dice Jehová: Yo te he ungido como rey de Israel.” Entonces abre la puerta y echa a correr sin detenerte.»
4 Partió, pues, el joven profeta hacia Ramot de Galaad.
5 Cuando llegó, los jefes del ejército estaban reunidos. Entonces dijo:—Jefe, tengo que decirte una palabra.—¿A cuál de todos nosotros? —preguntó Jehú.—A ti, jefe —respondió el profeta.
6 Jehú se levantó y entró en la casa. Entonces el otro derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo:—Así dijo Jehová, Dios de Israel: “Yo te he ungido como rey del pueblo de Jehová, de Israel.
7 Herirás la casa de Acab, tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas y la sangre de todos los siervos de Jehová, derramada por la mano de Jezabel.
8 Toda la casa de Acab perecerá y exterminaré a todo varón de Acab en Israel, tanto al siervo como al libre.
9 Trataré a la casa de Acab como a la casa de Jeroboam hijo de Nabat y como a la casa de Baasa hijo de Ahías.