12 Lloraron, se lamentaron y ayunaron hasta la noche, por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo de Jehová y por la casa de Israel, pues habían caído al filo de la espada.
13 David preguntó luego a aquel joven que le había traído la noticia:—¿De dónde eres tú?—Soy hijo de un extranjero, amalecita —respondió él.
14 —¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová? —le dijo David.
15 Entonces llamó David a uno de sus hombres, y le dijo:—Ve y mátalo.Él lo hirió, y murió,
16 mientras David decía:—Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues tu misma boca atestiguó contra ti, al decir: “Yo maté al ungido de Jehová.”
17 David entonó este lamento por Saúl y Jonatán, su hijo,
18 y dijo que debía enseñarse a los hijos de Judá. Así está escrito en el libro de Jaser: