11 Luego dijo David a Abisai y a todos sus siervos:—Mirad, mi hijo, salido de mis entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín? Dejadlo que maldiga, pues Jehová se lo ha mandado.
12 Acaso Jehová mire mi aflicción y cambie en bien sus maldiciones de hoy.
13 Y mientras David y los suyos continuaban su camino, Simei iba frente a él por la ladera del monte, andando y maldiciendo, arrojando piedras delante de él y esparciendo polvo.
14 El rey y todo el pueblo que con él estaba llegaron fatigados y descansaron allí.
15 Absalón y toda su gente, los hombres de Israel, entraron en Jerusalén, y Ahitofel lo acompañaba.
16 Cuando Husai, el arquita, amigo de David, llegó adonde estaba Absalón, dijo:—¡Viva el rey, viva el rey!
17 Pero Absalón respondió a Husai:—¿Es éste tu agradecimiento para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo?