2 Entonces el rey llamó a los gabaonitas y les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del resto de los amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho juramento. Pero Saúl había intentado matarlos llevado de su celo por los hijos de Israel y de Judá).
3 Preguntó, pues, David a los gabaonitas:—¿Qué puedo hacer por vosotros, o qué satisfacción debo daros para que bendigáis la heredad de Jehová?
4 Los gabaonitas le dijeron:—No tenemos nosotros queja por cuestiones de plata o de oro con Saúl y con su casa, ni queremos que muera nadie en Israel.—Lo que vosotros digáis, eso haré —respondió David.
5 Entonces dijeron ellos al rey:—De aquel hombre que nos diezmó e intentó exterminarnos, para que no quedara nada de nosotros en todo el territorio de Israel,
6 que se nos entreguen siete hombres de sus descendientes, y los ahorcaremos delante de Jehová en Gabaa de Saúl, el escogido de Jehová.—Yo os los entregaré —respondió el rey.
7 El rey perdonó a Mefi-boset hijo de Jonatán hijo de Saúl, a causa del juramento que David y Jonatán, hijo de Saúl, se habían hecho en nombre de Jehová.
8 Pero tomó el rey a los dos hijos que Rizpa, hija de Aja, había tenido de Saúl, Armoni y Mefi-boset, y a los cinco hijos que Mical, hija de Saúl, había tenido de Adriel hijo de Barzilai, el meholatita,