6 Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he peregrinado en una tienda que me servía de santuario.
7 En todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, nunca he dicho a ninguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel: ‘¿Por qué no me habéis edificado una casa de cedro?’
8 Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: ‘Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueras príncipe de mi pueblo Israel;
9 y he estado contigo dondequiera que has ido, he exterminado delante de ti a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.
10 Además, yo fijaré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré allí, para que habite en él y nunca más sea removido, ni los inicuos lo aflijan más, como antes,
11 en el tiempo en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te haré descansar de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te edificará una casa.
12 Y cuando tus días se hayan cumplido y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual saldrá de tus entrañas, y afirmaré su reino.