3 Pero Dios vino a Abimelec en sueños, de noche, y le dijo: «Vas a morir a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada y tiene marido.»
4 Pero como Abimelec no se había llegado a ella, le respondió: «Señor, ¿matarás también al inocente?
5 ¿No me dijo él: “Mi hermana es”, y ella también dijo: “Es mi hermano”? Con sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto.»
6 Le dijo Dios en sueños: «Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto. Y también yo te detuve de pecar contra mí; por eso no permití que la tocaras.
7 Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido, porque es profeta y orará por ti para que vivas. Pero si no la devuelves, debes saber que de cierto morirás tú, y todos los tuyos.»
8 A la mañana siguiente se levantó Abimelec y llamó a todos sus siervos. Contó todas estas cosas a oídos de ellos, y los hombres sintieron mucho temor.
9 Después llamó Abimelec a Abraham y le dijo:—¿Qué nos has hecho? ¿En qué pequé yo contra ti, que has atraído sobre mí y sobre mi reino tan gran pecado? Lo que no debiste hacer, has hecho conmigo.