2 Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban:—Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, limpiaos y mudad vuestros vestidos.
3 Levantémonos y subamos a Bet-el, pues allí haré un altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia y que ha estado conmigo en el camino que he andado.
4 Ellos entregaron a Jacob todos los dioses ajenos que tenían en su poder y los zarcillos que llevaban en sus orejas, y Jacob los escondió debajo de una encina que había junto a Siquem.
5 Cuando salieron, el terror de Dios cayó sobre las ciudades de sus alrededores, y no persiguieron a los hijos de Jacob.
6 Llegó Jacob a Luz, es decir, a Bet-el, que está en tierra de Canaán, él y todo el pueblo que con él estaba.
7 Edificó allí un altar y llamó al lugar «El-bet-el», porque allí se le había aparecido Dios cuando huía de su hermano.
8 Entonces murió Débora, nodriza de Rebeca, y fue sepultada al pie de Bet-el, debajo de una encina, la cual fue llamada «Alón-bacut».