1 Aquel día se leyó a oídos del pueblo el libro de Moisés, y fue hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios,
2 por cuanto no salieron a recibir a los hijos de Israel con pan y agua, sino que dieron dinero a Balaam para que los maldijera; pero nuestro Dios volvió la maldición en bendición.
3 Cuando oyeron, pues, la Ley, separaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros.
4 Antes de esto, el sacerdote Eliasib, encargado de los aposentos de la casa de nuestro Dios, había emparentado con Tobías,