23 »El sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro y las borrará con las aguas amargas.
24 Dará a beber a la mujer las aguas amargas que traen maldición, y las aguas que obran maldición entrarán en ella para provocarle amargura.
25 Después el sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos, la mecerá en presencia de Jehová y la ofrecerá delante del altar.
26 El sacerdote tomará un puñado de la ofrenda en memoria de ella y lo quemará sobre el altar.»Después que el sacerdote le haya dado a beber las aguas a la mujer,
27 si ésta es impura y ha sido infiel a su marido, las aguas que obran maldición entrarán en ella para provocarle amargura, su vientre se hinchará, caerá su muslo y la mujer será objeto de maldición en medio de su pueblo.
28 Pero si la mujer no es impura, sino que está limpia, quedará libre y será fecunda.
29 ȃsta es la ley de los celos, cuando la mujer cometa infidelidad contra su marido y se mancille,