11 Ciertamente, todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados.
12 Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios.
13 Allí estará esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.
14 Y así, con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
15 El Espíritu Santo nos atestigua lo mismo, porque después de haber dicho:
16 «Éste es el pacto que haré con ellosdespués de aquellos días, dice el Señor:Pondré mis leyes en sus corazones,y en sus mentes las escribiré»,
17 añade:«Y nunca más me acordaréde sus pecados y transgresiones»,