22 Ellos dijeron:—Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oír tus palabras.
23 Entonces, haciéndolos entrar, los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y lo acompañaron algunos de los hermanos de Jope.
24 Al otro día entraron en Cesarea. Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos.
25 Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirlo y, postrándose a sus pies, lo adoró.
26 Pero Pedro lo levantó, diciendo:—Levántate, pues yo mismo también soy un hombre.
27 Hablando con él, entró y halló a muchos que se habían reunido.
28 Y les dijo:—Vosotros sabéis cuán abominable es para un judío juntarse o acercarse a un extranjero, pero a mí me ha mostrado Dios que a nadie llame común o impuro.