28 Y les dijo:—Vosotros sabéis cuán abominable es para un judío juntarse o acercarse a un extranjero, pero a mí me ha mostrado Dios que a nadie llame común o impuro.
29 Por eso, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir?
30 Entonces Cornelio dijo:—Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente,
31 y me dijo: “Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios.
32 Envía, pues, a Jope y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual se hospeda en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; cuando llegue, él te hablará.”
33 Así que luego envié por ti, y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado.
34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo:—En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas,