36 El carcelero hizo saber estas palabras a Pablo:—Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid y marchaos en paz.
37 Pero Pablo le dijo:—Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial y siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos liberan encubiertamente? No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos.
38 Los guardias hicieron saber estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran romanos.
39 Fueron y se excusaron; los sacaron y les pidieron que salieran de la ciudad.
40 Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia y, habiendo visto a los hermanos, los consolaron y se fueron.