27 A este hombre, aprehendido por los judíos, y que iban ellos a matar, lo libré yo acudiendo con la tropa, habiendo sabido que era ciudadano romano.
28 Y queriendo saber la causa por la que lo acusaban, lo llevé al Concilio de ellos;
29 y hallé que lo acusaban por cuestiones de la ley de ellos, pero que ningún delito tenía digno de muerte o de prisión.
30 Pero al ser avisado de asechanzas que los judíos habían tendido contra este hombre, al punto lo he enviado a ti, intimando también a los acusadores que traten delante de ti lo que tengan contra él. Pásalo bien.»
31 Los soldados, tomando a Pablo como se les ordenó, lo llevaron de noche a Antípatris.
32 Al día siguiente, dejando a los jinetes que fueran con él, volvieron a la fortaleza.
33 Cuando aquellos llegaron a Cesarea y dieron la carta al gobernador, presentaron también a Pablo delante de él.