33 Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comieran, diciendo:—Éste es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada.
34 Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud, pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá.
35 Y dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, lo partió y comenzó a comer.
36 Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también.
37 Y éramos todas las personas en la nave doscientas setenta y seis.
38 Una vez satisfechos, aligeraron la nave echando el trigo al mar.
39 Cuando se hizo de día, no reconocieron el lugar, pero vieron una ensenada que tenía playa, en la cual acordaron varar la nave, si podían.